En 1492 Colón descubrió un nuevo continente, unas nuevas tierras que los españoles conquistaron entrando por el norte, por la cordillera andina, donde se deshicieron del poderoso imperio Inca. De manera veloz fueron extendiendo su control hacia el sur y el oeste, pero, sin embargo, tardaron siglos en ejercer el control absoluto de la región.
Para conseguir este control y poder expoliar las riquezas, se practicó un exterminio brutal y sistemático de todas las culturas y pueblos que encontraron.
Lo que se conoció como descubrimiento de América fue uno de los mayores genocidios de la historia de la humanidad.
Pero a pesar de la brutalidad de los métodos de los invasores españoles, en la región andina donde hoy está la actual Argentina, los valles Calchaquíes resistieron a un ejército que no había encontrado freno en todo el continente.
Los quilmes fueron uno de los pueblos más rebeldes de los valles y plantaron cara al invasor. Durante mucho tiempo habían formado parte de los límites del Imperio inca, asimilando su gran parte de los rasgos culturales, hasta su derrumbe. En 1664, más de un siglo y medio después del descubrimiento de Colón, el pueblo de los quilmes aún escapaba al control de los conquistadores.
Marc Grijalvo enlaza la leyenda casi olvidada de estos hombres y mujeres que murieron por una tierra libre, con un hecho fortuito de nuestro presente para dar pie a una trepidante novela de misterios y aventuras.