Ella no es una novela. Es una vida. La vida que cambió la de Ernest Callís cuando, sin buscarlo, le aconteció ser padre lejos de casa, en un país que no era el suyo, junto a una mujer que
nunca acabó de amar.
Es el relato sincero, sobrecogedor y lleno de claroscuros de una paternidad inesperada. También es el intento de dejar escrita la verdad —o la memoria de una verdad— para la hija que nació de aquel vínculo improbable.
Desde la distancia física y emocional, Callís reconstruye los hechos con lucidez y una escritura desnudada de retórica, pero llena de vida.
Ella es, sobre todo, un acto de amor y de responsabilidad: la voluntad de no esconder nada, ni siquiera la ambivalencia, el dolor o el miedo.
Un libro que conmueve por su autenticidad y que deja huella porque habla de aquello esencial: de donde venimos, qué nos une y como explicamos el pasado a quien nos mirará a los ojos el día de mañana.
«Esto no es una ficción. Es una historia cien por cien real que escribí porque, si yo faltaba, mi hija conociera unos hechos que le pertenecen. Se publica después de que ella la leyera y
expresara, con toda claridad, su voluntad que esta historia saliera a la luz.»
