Alexandria, 1863-1933
K.P. Kavafis es considerado unánimemente por la crítica como el más grande de los poetas neogriegos. Hijo de una familia acomodada, a raíz de la muerte de su padre y de la quiebra del negocio familiar, dedicado a la exportación de algodón, tuvo que emigrar a Liverpool y a Constantinopla, para retornar y establecerse de manera definitiva en Alejandría el año 1885, donde trabajó, primero, de periodista y, más tarde, de escribiente al Servicio de Irrigación, organismo dependiente del Ministerio de Obras Públicas bajo jurisdicción inglesa.
Innovador en muchos aspectos, los ejes principales de su poesía son una visión trágica y desesperanzada de la vida, la rememoración del pasado grecorromano que, en su amada Alejandría, se derrumbaba sin remedio, y el erotismo de los amores prohibidos, disfrutados sin miramientos, en el marco de una sociedad bienpensante y puritana. Una serie de temas que desarrolló en la soledad de su cuarto y en la sordidez de su despacho ministerial, espacios que le llevan a la introspección y a la evocación histórica de temas y personajes que presenta como referentes válidos para el hombre moderno.
Su influencia en la poesía contemporánea ha sido enorme, y podemos rastrear su presencia en poetas catalanes como Maria Àngels Anglada, Francesc Parcerisas, Narcís Comadira, Joan Margarit, Enric Soria, Manuel Forcano o Jordi Julià, entre otros, además de en las versiones musicadas de poemas suyos que han hecho los cantautores Lluís Llach y Josep Tero.