Dejando a parte la triste condición de exiliado de guerra y víctima del nazismo, Josep Torres Tribó (1899-1941), merece , sin duda, un lugar destacado en nuestra memoria colectiva por su faceta de intelectual y, muy especialmente, de filósofo. Reeditar hoy el Elogio de la mentira, su única obra filosófica —de una fuerza literaria y originalidad poco comunes—, contribuye a la restitución de la memoria histórica y, también, a la recuperación de un pensador catalán desconocido que indudablemente enriquece el panorama intelectual de nuestro país.
Se trata de un libro poético, escrito con emoción, que alaba la superioridad de la mentira, la invención y el arte por encima de la verdad, la falsedad y el conocimiento. Para llevar a cabo esta defensa, Torres Tribó usa las propias herramientas que pretende alabar intelectualmente. No las del saber, sino las del arte. Su libro es una obra de arte filosófica, no una filosofía sobre el arte. No es una estética. Para defender la mentira habría estado incoherente utilizar un lenguaje veritativofals. Bien al contrario, Torres Tribó utilizó el mismo lenguaje del arte para defender la superioridad intelectual del arte. Y al conseguirlo, conscientemente o no, abrió el camino para una práctica futura: la del cultivo de la filosofía como una bella arte.