Apunts de saviesa prescindible

Con el tiempo vamos cargando un montón de conocimientos que no sabemos de dónde han salido ni por qué persisten. Datos laterales, recuerdos menores, nombres que nadie nos ha pedido, historias que quizás no sirven para nada y que, aun así, continúan haciéndonos compañía. Un tipo de bagaje involuntario que pesa poco pero que siempre está, como un objeto olvidado, al fondo del bolsillo.

Quim Curbet recoge esta materia mínima —curiosidades, citas, anécdotas, ideas que flotan— y hace apuntes breves que miran el mundo de lado: con una ironía suave, con una memoria capriciosa y con aquella obstinación de querer entender el que, en apariencia, no tiene ninguna importancia. Entre un recuerdo de cine, un detalle de lengua o un nombre leído demasiado rápido, las piezas van formando un mapa inesperado, hecho de revelaciones pequeñas pero persistentes.

En estos Apunts de saviesa prescindible —minúsculos en apariencia, densos por dentro—   conviven Montaigne y James Bond, los burros de Schaerbeek y los ajos tiernos, Oppenheimer y los relojes de sol de campesino. La cultura literaria y la cultura popular se mezclan en un mismo hilo de voz: irónica, cordial, de erudición discreta y arraigada a un paisaje muy concreto.

Leídos uno por uno o seguidos como un dietario intelectual, estos textos son una invitación a mirar con más cura nuestra propia despensa de recuerdos prescindibles.