Estos apuntes, a modo de diario, los inició el poeta triestino Virgilio Giotto el día 29 de enero del 1946, cuando dejó de esperar que sus hijos, Paolo y Franco, que habían sido enviados de Rusia como intérpretes del ejército italiano durante la Segunda Guerra Mundial, volvieran vivos.
Claudio Magris, en el escrito que complementa la edición catalana de Apunts inútiles, dice:
«Virgilio Giotto es uno de los poquísimos poetas que han sabido representar con gran poesía, enemiga de sentimentalismos, este amor por los hijos, la intensidad de los afectos familiares, la pietas doméstica entendida no como un sentimiento tierno y noble, sino como el sentido mismo de la vida y de su pasar, a la vez terrible y tierno, más allá del bien y del mal y impregnado de una inquebrantable ternura. »
Traducido por Anna Casassas